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Mostrando las entradas de octubre, 2016

Vómito verbal puro.

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Yo no sé que es lo que me pasa, por qué me cuesta hablarle a la gente de lo que siento, compartirle lo que me gusta, abrirme al debate de opiniones. No sé si es miedo o arrogancia. Desde siempre me ha gustado escribir haciendo metáforas absurdas que después de días o años ya no entiendo, seguro cuando la gente lo lee no lo entiende o es tan ajeno que deja de importarle, y yo en mi afán por hablar y desentenderme de la gente y de mi misma; escribo cuentos embarañados, twitteo sobre cajas de calabaza y zanahoria o simplemente me ahogo con el silencio.  Estoy enojada, estoy triste ¡no lo sé! No sé que me pasa. Me acuesto y no salgo de la cama, mis pies están dormidos, no me responden y se hacen débiles. No quiero hablar conmigo misma porque cuando lo hago me volteó la cara y me pongo a mirar memes. No quiero desahogarme cuando estoy sola porque tal vez quiero que alguien me dé un abrazo y me diga que me entiende aunque en el fondo todo le parezca la más grande tontería.  Quier

Sueño, tiempo y tú

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Los calendarios no sirven el día no dice nada. Nada habla sobre el pasado como el cuerpo y mi cuerpo me dice que el tiempo se acaba. En las noches mi sangre corre una carrera acelera Sus motores son potentes y no dejo de escucharlos. El tiempo viaja, es una bomba -Aqui- dentro. En mis ojos pasa el tiempo, no pasa en los edificios ni en el paisaje cambiante se pasea durante tu ausencia,  en los rincones donde no te veo. Mis manos son testigo del tiempo no me señala en la muñeca coordenadas, pero me toca.  Cuando apartas tu mano: el tiempo pasa,  se extiende y me cubre, se ciñe y dibuja lineas que no han de irse. El tiempo lo siento en mis pies, en mis piernas Soy objeto del tiempo en tanto que mis pasos se alejan de ti. Soy tiempo que pasa y acaba, tiempo que camina buscando sin encontrar nada. Pero en los sueños, ¡ahí! no hay tiempo. Sueños contigo, sueños que son tuyos, sueños

Es de sabios

Mayo 1° de 2013. 1:12 a.m. Nada es mejor sabido como que dos se aman. Aquí vienen y se conocen, se buscan y encuentran. Se pierden y se niegan, pero al final, al final de todo, al final de ese pancho de niños, no les queda de otra que amarse. En realidad, siempre lo hacen. Mientras se miran y se coquetean, mientras se extrañan, mientras se ignoran. No hay nada que persista, no hay nada mas cierto que la verdad de su amor. Que si bien no puede ser explicado, definido o contado, es bien de sabios saber que lo único que se sabe, aunque no se sabe bien porque, es que se ama. Con una cantidad mas infinita que el propio infinito del universo. Es bien de sabios saber y de necios decir, que el amor es ella o él mientras te mira, ayuda o te cuida. Cuando se acerca a ti, durante una mañana fría, tan sólo para darte de si, el aliento y calor para seguir tranquila en el sueño que, seguro, esta plagado de él o de ella...

Perdida Parcial.

Pasa, la puerta ha estado abierta por siglos. Toma asiento: en el sofá, en la cama. El dónde ya es irrelevante, pues tienes residencia asegurada en mis recuerdos. ¿Gustas algo? ¿Café, té? ¡Vaya! Un té quieres, me he dado cuenta de ello y aún así te ofrezco dos espejos al costado de mis narices, ¿por qué no? A lo mejor yo un té quiero. Adelante pues, el camino es tuyo, es mio y es nuestro en un universo paralelo donde el nosotros es más que intentos de poesía, en que dejas de ser martirio o espejismo de la lejanía. Soy constante apostadora de esta querella, puesto que ya no hay nada que perder, nada más y nada menos porque todo lo perdí contigo. Si he dejado ir otra cosa, yo ya no lo recuerdo, porque mi razón se hizo prófuga contigo. Dejaste aquí en serena y plena calma una esperanza que se repite constantemente -¡Pirómano de las estrellas!- en un mundo en que te atrapo y te desvances, un lugar que has vuelto contestadora de la realidad, cuando te llamo y me respondes en otra lí

Relojes atrofiados en el metro

Esta vez la nausea no ha venido a mí en forma de disgusto, de odio contenido ni de reproche aumentado. Vino a mi en tu forma y en la del miedo. Desde hace un tiempo, una hora específica me persigue. Tomo el celular y ahí la encuentro; en la esquina, en el centro, repentina como un parpadeo. Sólo me percato de ella por la particularidad que encierra. Dije que después de cierto tiempo de verla habrías de hablar conmigo. Pero terminaba la cuenta y la empezaba otra vez. En ese intervalo sentía alivio, horror, amor y finalmente miedo. Prefiero que no me hables, que no cruces palabra y no porque no te extrañe, porque sería tonto ocultar que me quemo de ganas de hablar contigo; de contarte que comencé a rasguñar la guitara o que un gato invadió la casa. Tantas cosas que hay que contarte, pero me detiene que nos dejamos en interrogante. Tengo miedo de la hora, que pronto la vea y al poco tiempo te comuniques conmigo sólo para decir "Gracias, compañera Angélica, es usted una excelent

He estado a punto de

He estado apunto de dormir y me has picado las costillas. Me ha estremecido de repente la idea increíble de que sólo han sido seis veces las que te he pensado en estos días, lo cual quiere decir (si no me fallan las cuentas), que te he pensado al menos seis días pero en uno de ellos no has hecho acto de presencia. Lo cual, es suficiente para informarme que he comenzado con el pie derecho la encomienda de olvidarte. Te recordé a la hora de subir al metro, te recordé con la sensación misma que me causa llegar tarde a las clases de álgebra. Te recordé con la pesadumbre con que se recuerda a alguien que se ha ido y te recordé simplemente porque ya no me gusta recordarte. Ya no eres el pájaro que canta, ya no eres la sonrisa entumecida cada mañana. Los ojos enamorados de aquel día han quedado para la posteridad en una hoja, pero se han muerto ya para siempre desde que me parpadeaste. Te escribo a las 12:53 a.m. porque parece que te recuerdo en las noches cuando me faltas y te

Who cares!

Siento algo dentro en mi pecho y no sé qué es. Tú estás allá, escondido, en la caja. La caja que pesa casi 5 kilos kilos. Caja, kilos, todo va junto, diurex. Vas dentro, nadando, te azotan. Te caes, te limpian. Yo dudo. Dudo en la puerta de mi casa. Dudo al marcar el número. dudo, dudas siempre. Pienso, pienso. No hay respuesta lógica. Recurro a las señales que se bañan de coincidencia. Ahí está, en mi mano la respuesta. Ya es hora, me dice el tiempo. Me marca cuatro números. Yo digo que hay doce razones, la primera es la que tú dices, las otras dos son las que te contesto, Doce, doce, siempre doce. Hay 27 formas, 27, ¿por qué 27? Doce y 27, no sé por qué no escribo tu número. en la palma de mi mano aparece la respuesta. La respuesta era el momento. De entre tantas horas, Tantas combinaciones posibles. Todo e inverosímil, pido una señal y aparece Pero no sé si la señal es lo que quieres. Ahora ya vas dentro, te ahogas, esperas a recibirte. El viernes po

Confesiones de media noche (tu media noche)

A veces creo que me reflexiono mucho las cosas y que lo que digo son desvarío. Me parece que es debido a ello que me gusta leer, porque ahí me encuentro con que, viejos cincuentones -muertos ya-, piensan lo mismo que yo. Que Mario le puso palabras en la boca a Martín, pero no cualquier palabra, pura palabra sabía. Mario sabía que la distancia, la que más pesaba era la del tiempo, porque a esa ya no se le puede hacer nada, o termina o aumenta: no hay más.  Es gracioso, porque yo no venía a decirte eso, pero siempre todo se me desborda cuando hablo o pienso que hablo contigo. En fin, venía a decirte que a penas van tres semanas y yo ya estoy pensando en echarme con un sólo pie cuando pase el metro. No sé qué me pasa, si es toda mi familia y amigos que me miran y me compadecen, que me dicen en alto: "no lo puedo creer, que buena onda: te admiro mucho" pero en silencio se ríen y me compadecen, diciendo: "esta no aguanta ni las tres semanas."  Es difícil, ¿no?

Revuelta post nivola

No sé que me pasa, he estado leyendo por más de 30 minutos y creo sólo rozar las letras sin comprender el signo. Me está pasando por la cabeza un millar de ideas en fila, y aunque esto solía sucederme antes, hoy no me deja concentrarme o dejarlas en segundo plano. Parece que su marcha es tumultuosa y fuerte, ¿es acaso que se preparan para la guerra? De ser así, ¿la guerra es contra mí o contra lo que se resiste a entrar desde esa página que leo?  ¿A caso mis ideas, las que tengo dentro se han vuelto en contra de que existan más? ¿de recibir conocimiento? ¿Por qué no puedo concentrarme? No sé si es por este piano horrible acompañado de olas que no me deja concentrarme aún cuando esa es su finalidad. Estoy apunto de explotar aquí adentro y dejar a mi cuerpo como una funda sin sostén, porque me arde desde la planta de los pies hasta las orejas está impotencia de no poder más cuando quiero hacerlo.  Quisiera matar a todos esos que se creen con derecho de perturbar a los demás con su