Nubes.
Para mí, el día de hoy no tiene sentido. La gente pasa y cambia dinero, no se lleva nada. Hay niños que quieren dulces y en su panza hay un poco de nada. La tarde está tan gris que da igual mirar hacia arriba o hacia abajo. Yo piso fijo, constante y no me agarro de nada, doy volteretas al rededor de un charco, brincando con esperanzas de hundirme en un pequeño lago. Cuando ya no queda nada, rasco la tierra; que por cierto es muy suave. La saco y la tiro, escapa agua de todos lados. Entro a la cueva que he construido, de pronto veo la luz y nada más. Regreso de la cueva, caigo y me doy cuenta que el piso de antes era más suave que este que he construido.