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Mostrando las entradas de marzo, 2016

Te despido sabiendo que te vas.

No puedo negarte, linda, que aquella noche que me confesaste tus ideas suicidas solté a una lágrima que quería ser fugitiva. No sé si estás loca por querer morirte o yo soy una demente por creer que puedo aguantar ser la ultima rama de este árbol ya caído. La muerte comenzó a asustarme desde que se llevó a la abuela. Yo andaba por la vida muy tranquila pensando que sólo eso era, vida y nada más por siempre. La eternidad en que se sumerge uno gracias al instante. Qué engaño... qué tragedia cuando uno sufre la muerte. La muerte de la abuela me hizo sufrir como ninguna, y tú y tus confesiones de medianoche me ponen a sufrir en adelantado, como si quieras que te sufriera antes y no cuando ya te fuiste, no creo que te funcione. Hablas tranquila, dices que lo harás pero no dices cuando. Me hablas del futuro, de vivir juntas y después te quejas diciéndome que llegar a los 25 seria horrible, seria cansado. ¿Entonces cuándo estaremos juntas? A penas eres una niña, tienes 17 y ya haces p

FXS: El triunfo del fracaso

Mi casa y mi mente están desordenados, pero para mí todo está en perfecta armonía. Me siento abrumada con los planes, con el futuro, el objetivo de la vida. Todo explota cuando quieren ir coordinados, buscan chanclas todo lo planean. Me cortan como a la leche. Tratar de cumplir las expectativas de todas las vidas que vivo paralelamente me costó un ancla en los ojos, me dejó varada en la cama hasta las dos de la tarde. El recuerdo de los planes me salvó del naufragio. Normalmente todo lo que es mío lo mantengo cerca. Mis lentes: que me dejan ver todo lo que me rehúso a percibir; mi cargador que se pega a mis sábanas para darme un toqué de energía que no más no me alcanza. Pero esta vez mi celular, mi compañero en el insomnio, mi salvavidas; se escurrió por alguna parte que no logro saber cuál fue. Me abandonó en el insomnio y me arrastró al punto en que debía excavar para enterrar mi credibilidad. Me caracterizo por ser impuntual y por perder las cosas, esta vez no fue una pérdida