Crónica de un amor intermitente.

Voy a escribir aquí esto porqué sé que nadie me lee, y porque no he encontrado la forma de decirle a alguien. o porque de unos días para acá me he vuelto muy hermética, y no hablo más que conmigo misma, cosa que sin el señor Pierce es algo complicada; porque llego a ahogarme a mí misma, en coyunturas existenciales que a mi gato sólo le darían cosquillas. Pero bueno, procedo a contarles, bonito y hermoso público de papel. 


Todo empezó hace más o menos un año, con un chico, al que apodé "El Ewok", no pregunten porque, es una cursilería nerda de primera. El caso es que este chico, vino a ser, la respuesta a todas esas cosas que parecían encerrarme en mí misma. 

Como todo, hubo altos y bajos, causados principalmente por la cantidad de tarea que tenía este chico y mi paranoia constante de imaginar que ya se imaginaba o sabía todo sobre mis sentimientos. Pero esa histeria que me encerraba y que me alejaba y que me hacía escuchar voces de fondo cada vez que platicaba con él, se fue disipando a la par que decidí decirle lo que sentía; no me aguante las ganas y exploté dentro de la situación. Aún sigo sin saber si mis sentimientos llegaron a él o sólo colisionaron con alguna pared de su indiferencia. Les adjunto la declaración:

10 de Julio de 2013. 



"Busqué mil maneras y las encontré, luego busqué la mejor de las mil, pero eran tantas, que no sabía bien cual era. Parece ser que me ando dando de trompicones, porque alguien me pone la pata, para advertirme, o hacerme una mala jugada, esté es el cuarto intento, espero no fallido, porque de esos ya van muchos. 
Nada es de broma, no es un reto, ni soy parte de impractical jockers, digo, para aclarar cualquier dudilla. Así que ya medio aclarado el asunto, lo que sigue creo yo, es obvio, y la razón de que me pusiera como histérica pensando que ya no me hablabas porque lo sabías (es que en serio lo considero axioma, sin embargo creo que decirlo no le hace mal a la vida diaria).
Habiendo dicho todo lo anterior, no queda más que decir que me gustas, que un día quien sabe cómo, [ Aquí va su nombre ] se logró meter en mí, seguro por tanto jugar Mortal Kombat, había tantos combos que de seguro alguno, o varios combinados debieron funcionar, lo cierto es que no sé cómo lo hiciste, pero me alegra. En realidad, creo que siempre imaginé la mínima posibilidad de que te podía gustar, me hablabas mientras jugabas, me ayudabas cuando de verdad necesitaba ayuda. O  tal vez sólo así eres, muy amable, pero igual me gustas.
Y no te quiero hacer sentir incómodo, mucho menos que me dejes de hablar, que bueno, en caso de que así lo quisieras, lo respetaría. En pocas palabras, no soy elfo ni orco, ni hobitt porque no tengo la pata peluda. Y tampoco se jugar bien el marvel vs capcom, pero sin duda, creo que ese día fue de mis mejores días (cabe mencionar que ya me gustabas desde antes). Gracias por todo, por el día que salimos, el día del chocolate, y cuando te conocí y todos, te quiero y me disculpo por incomodarte (si es que lo hago) y por no decirlo de una manera más apropiada, y por el uso excesivo e incontrolado de “y”. Aún te debo una bufanda de gato, prometo que será regalo de navidad si me lo aceptas, lindo día y completa las misiones del asesino con ampollas.  
 Per se, esta declaración no es nada, sino un aviso o un manifiesto, de que te quiero, de que me agradas, un grito ahogado, porque decir más ya sería condena si pidiera que dictaras sentencia. 
Mi imperio por haberte dicho esto en persona, pero de verdad lo intenté y no funcionó. Hace poco iba a decirte que si salíamos, pero me dijiste que no tenías ganas de nada, y pues, jajajaja, me dio más miedo. Adoptaré un gato luego de esto. Ay, no me dejes de hablar u.u"

A lo que él contestó: 

11 de Julio de 2013 

"Yo no podría dejar de hablarte, y sinceramente esto es algo que no me esperaba, me has agarrado en curva y me he puesto nervioso, y la verdad es que yo también te quiero (bastante) y también tú me has gustado, desde que te conocí te consideré bella, tu sonrisa y tu forma de ser que me hacía sentir bien siempre, me siento excesivamente afortunado de que alguien como tú pudiera sentir algo así por alguien como yo, que a pesar de todos mis defectos y actitudes pedorras sigas pensando que soy un buen sujeto con el que te sientes bien, es un gran honor para mí saber eso, y me hace sentir feliz, espero hacerte feliz yo también, pondré todo mi esfuerzo procurando que así sea, he escrito muy poco en comparación a lo que tu escribiste, me has dejado sin palabras y por lo tanto se me escapan muchas cosas ahora, pero quisiera verte pronto para poder conversar bien acerca de esto, espero que puedas el sábado, ¿o tu que dices? Tu confírmame, y no tengas miedo, antes y ahora sigues contando conmigo para cualquier cosa que necesites, lo sabes bien, espero tu respuesta, te quiero, buenas noches."
 Dejando de lado las cursilerías, y las sonrisas de idiotas que algunos les pueda causar (Porque al menos yo ya me las causé) Paso al verdadero problema del asunto. Después de esas cosas tan bonitas que se dijeron; nos vimos, nos encontramos. Él se veía muy bien, aún recuerdo que ese día llegó tarde y yo ya tenía ganas de aventarme por el mirador del edificio por el cual intentaba distraer mi vida con la vida del mundo entero. 

Fue horrible la espera, dejo a dejo se terminaba mi esperanza hasta que llegó y reconstruyó todo como por arte de magia. Debo decir que se veía muy bien, hasta me dio un poco de risa. Porque los dos íbamos en nuestras mejores galas, como sí fuésemos a una cena importante, como si se fuera a ver a la persona más importante de la vida. Valió la pena. 

Pero la magia de ese día se quedó en ese día. No pasó a más, y no vino a menos. Y no por él, ni mucho menos por mí, sino por una serie de situaciones que la puta vida, vino a presentar; como si la vasca de mi existencia adolescente no fuera suficiente.  

Me sacaron de mi escuela, y yo anduve como alma pérdida en busca de mi sendero, y en busca de mi existencia. Y olvidé lo que a él concernía. fue hasta que me encontré a mi misma, que recordé lo que no era yo. Fue entonces cuando me di cuenta, que ya era tarde, que había cometido uno de los errores más grandes, porque lo ignoré a él, así como ignoré las oportunidades. 

Quise retomar el diálogo, el punto donde todo se había estancado, pero ya era más que tarde, las luces se habían apagado, y la ventana por donde miraba, ya tenía una cortina de acero. Fue difícil afrontar las consecuencias de mis actos, pero las acepté, con todas sus letras y con toda la ausencia que yo misma había provocado. 

¿Qué si intenté hablarle? ¡Claro! Miles de veces, pero ya no era lo mismo; él pensaba que todo era broma o que me había echado para atrás, y yo pensaba que él me odiaba, con el mismo odio jarocho que yo hubiera sentido en su lugar. Estaba corriendo en círculos, y me dolía pisarme la cola tan larga que me había dejado por tanto tiempo. 

Hoy, un año después, aún lo recuerdo, aún me sigo preguntando el: "¿Qué habría sido de nosotros?" y todo esto me cayó como bomba; a penas, hace un mes, después de entrar a la escuela me encontré con un chico, que si bien no es su gemelo, es una patada de en los ovarios de su madre, porque vaya que le da un muy buen parecido. 

Y sí, cada que lo veo, me acuerdo de él, me acuerdo de las pláticas, y de las salidas. Y le sonrío al Ewok falso de este mundo bizarro al que he caído. Así es como siento que ya todo está perdido, porque le sonrío a la persona equivocada, porque siento que puedo hacer una nueva historia con él. Pero no debería. 

A penas antier, me decidí a hablarle a mi Ewok, después de un acalorado debate conmigo misma. Y todo salió perfecto, mejor de lo que esperaba, debo decir que me sentí como un pez regresando al agua. Porque después de todo el tiempo que la situación se mantuvo congelada, vino a sublimarse, a fusionarse, a evaporarse y a condensarse en la misma coyuntura en la que todo el movimiento de mariposas había comenzado. Juro que me sentí escuchada. 

La cosa, es que se mantiene renuente a las citas, a los encuentros espontáneos y declarados como sorpresa; situación que a mi me incomoda y apura, porque yo no busco nada de él, que no sea lo que dejamos pendiente. Sin embargo las situaciones han cambiado, las responsabilidades de niñatos de preparatoria ya cambiaron (al menos las de él) y no quiero ser obstáculo, y mucho menos que el anterior sea pretexto.

No sé cómo acercarme de nuevo a él, sin que salga corriendo por lo que antes sucedió. Tampoco sé cuál sería su respuesta, si un día me aparezco con chocolates justo a fuera de su salón de clases. No sé si debería olvidarme de todo esto, mucho menos sé si él ya lo ha olvidado. Espero seguir con esta crónica, porque me rompería desde el alma, saber que a él, ya no le sabe a nada todo esto que alguna vez fue magia. 

Espero que algún día leas esto...

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