Reverberación.

Hay días en que el momento se siente aprovechado, el presente fluye y el pasado sólo regresa como recuerdo amable de lo que se ha hecho. Son esos días los que llenan de sentido el alma y dan luz verde a proyectos que, otros días, simplemente escondemos para evitar creer que pueden ser reales. De esos días no hay muchos en el año, al menos para mí, porque el desdén me ataca, la decidía me amarra y la cobardía me entierra. Esto de pensármelo tanto dejo de ser una medida de seguridad a una táctica de encierro. Lo peor de estos días es cuando la gente me visita con aires de muy experimentados y me recuerdan lo gris que ha sido mi tiempo, y se regodean de los colores antes de ayudar a pintar un cuadro.

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